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¿Qué es el machismo?

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No es sencillo definir el machismo. Sin embargo, es fácil identificarlo cuando lo vemos y/o escuchamos.

Para aproximarnos a una definición del machismo podríamos decir que es un conjunto de creencias, actitudes y conductas basadas en la suposición de que el sexo masculino predomina sobre el sexo femenino.

Solemos pensar en el machismo como una agresión directa de los hombres hacia las mujeres. No obstante, se trata de una actitud prácticamente automática no solo hacia las mujeres, si no hacia otros hombres y/o niños/as. Asimismo, no solo los hombres son machistas, también hay mujeres que fomentan dicho discurso.

Las actitudes machistas no siempre han sido tan evidentes, a veces solo se necesita un gesto o un comentario o una broma para sentir una relación desigual. En la cual, una de las partes quedó arriba y otra abajo.

Por ejemplo: decir que «los hombres no bailan ballet» o «seguro es débil porque usa rosado» son ejemplos de bromas que fomentan las conductas machistas. Es importante notar que el machismo no afecta a las mujeres únicamente sino que también afecta a los hombres debido a que se les adjudica estas características rígidas de ser fuertes, dominantes, estar en espacios públicos y de proveer. En ese sentido, no se les permite llorar, sentir emociones como pena o culpa porque solo deben ser fuertes. Recordemos que las emociones son universales y que los espacios tanto publico (escuela, oficina) como privados (hogar) son lugares donde todas las personas pueden estar.

Otro ejemplo visible del machismo es el acoso callejero y la violencia hacia la mujer.

Machismo invisible 

Actualmente, los cambios sociales, económicos y culturales, han hecho que las actitudes machistas sean cada vez menos aceptadas. Pero, aún así, el machismo encuentra formas de hacerse presente. A esto se le conoce como machismo invisible y se presenta por medio de los micromachismos. Por ejemplo, es usual encontrar hombres que señalan no ser machistas porque le «permiten» a las mujeres estudiar, trabajar y salir con sus amigas.

El machismo asigna roles exclusivos para cada género. Por ejemplo, las mujeres como cuidadoras y sensibles, y los hombres como jefes y proveedores. Asimismo, crea personajes socialmente aceptados como el padre autoritario, el esposo infiel, la madre sacrificada, entre otros.

Dicho esto, el machismo es un problema, ya que no permite que las personas vivan en libertad y actúen con espontaneidad, si no, ante lo que la sociedad espera para su género.

¿Y qué podemos hacer?

En primer lugar, tomar consciencia. Seguramente hemos naturalizado discursos machistas porque vivimos alrededor de los mismos. Sin embargo, esto no significa que sean acertados.

En segundo lugar, informarnos. Reconocer el machismo como un problema que afecta y limita el desarrollo de mujeres y hombres, por las expectativas irracionales que recae sobre ambos, nos permitirá tener las herramientas necesarias para confrontarlo.

Finalmente, tomar una postura. El machismo continua vigente porque resulta conveniente para un grupo de personas mientras resulta perjudicial para otro. Sabiendo esto, cabría preguntarnos: ¿Qué tan necesario defender su discurso?

 

Escrito por:

Isabela Reyes Gonzales
Estudiante de Psicología de la Universidad de Lima.