Cuando estamos tristes solemos escuchar cosas como “no estés triste” o “no estés mal”; relacionando la tristeza, sin darnos cuenta, con algo que está mal sentir y expresar. También suele ser vista como sinónimo de debilidad.

Sumado al bombardeo de información que nos hace creer que debemos estar siempre felices y que debemos hacer todo lo posible por no sentirnos “mal”, la tristeza suele ser una emoción invalidada en nuestras culturas.

Es por ello que cuando alguien de nuestro entorno expresa su tristeza, nos resulta muy difícil acompañarle en esa situación y terminamos por decir las frases «clichés» mencionadas al principio.

Entonces, ¿Qué podemos hacer para ayudar a alguien que está triste?

La tristeza es una emoción tan válida como cualquier otra, y es importante darle su lugar.

Lo primero, sería preguntarle a la persona cómo se siente, mostrándonos empáticas/os para que exprese cómo se siente.

Es importante tener una posición abierta a la escucha, demostrar interés y que la persona sepa que estamos ahí para escucharle. Podemos decir frases tales como: “¿Quisieras hablar de ello?” “¿Quieres contarme cómo te sientes?”.

Si vemos que no quiere hablar al respecto, debemos respetar ese espacio. De todas formas podemos mostrarnos disponibles para si en algún otro momento quiere hacerlo. Por ejemplo: “Si en algún otro momento quieres hablar puedes llamarme o escribirme”.

Si se muestra abierta/o a hablar, es importante escuchar lo que tenga para decir sin juzgar. Dejarle expresar sus emociones, incluso el llanto, y dar nuestra opinión si así la persona lo pide.

Podemos hacer contacto físico con la persona si vemos que nos habilita a ello, ya sea agarrarle las manos o preguntarle “¿Te puedo dar un abrazo?”. Otras veces la persona nos preguntará “¿Me das un abrazo?”. El contacto físico generará una sensación de bienestar casi inmediata si es consensuado.

Debemos tener en cuenta que no siempre tenemos las respuestas para todo y, las situaciones por las que alguien puede sentirse triste son muy variadas. Si crees que es necesario, puedes ayudar a alguien que está triste ofreciéndole la posibilidad de que consulte a un/a profesional.

Escrito por:

María del Mar Chiglino Lorente.
Licenciada en Psicología UdelaR, Uruguay.
Estudiante de Educación Sexual Integral