Creo que la mayoría de nosotras en algún momento nos hemos visto al espejo y hemos pensado: “quiero cambiar algo de mi cuerpo”. Seguro has pensado en las cirugías plásticas. Yo me quería operar la nariz desde muy chiquita, porque mis primos me fastidiaban, y yo pensaba que ningún chico iba a querer estar conmigo porque mi nariz era muy grande. Mientras fui creciendo aprendí que mi nariz no solo me queda increíble porque es mía, sino que absolutamente nada de mi cuerpo le tiene o no que “gustar a los chicos”. Mi cuerpo es para mí y para nadie más. Lo que los demás piensen de mi cuerpo realmente no es mi problema.

Cuando somos adolescentes…

Tenemos muchísimas inseguridades y a veces simplemente queremos arrancarnos el cuerpo (el “exceso” de piel, los kilos “de más”, etc.) y llorar. Aunque no es el objetivo de este artículo, me gustaría que todas nos tomemos un momento para agradecer por nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos nos sostienen; gracias a ellos corremos, bailamos, podemos oler cosas ricas, besar, ver películas, escribir, dormir y estudiar. Pero en una sociedad en la que parece que nuestro valor como personas dependiera del aspecto físico de nuestros cuerpos, en la que decir “qué flaca estás” es un halago, a veces nos olvidamos de lo increíbles que son y de todo lo que hacen por nosotras cada día.

Los medios de comunicación o redes sociales

En los medios de comunicación nos hemos acostumbrado a ver cuerpos “perfectos”, bustos y traseros redondos, barrigas planas sin un gramo de grasa, narices perfectas, rostros sin arrugas, y un largo etcéteras. ¿Cuántas veces hemos dicho: “ay yo quiero el abdomen de Fulanita de Tal”? Quizás demasiadas. En algunos países, cuando las chicas cumplen 15 años, muchas piden de regalo un aumento de senos, en vez de una fiesta. ¿Tener más o menos busto nos define? Para nada.

¿Cirugías plásticas?

Si bien las cirugías estéticas no están mal, es importante reflexionar sobre esta tendencia entre las adolescentes del país. La adolescencia es un período difícil, todavía estamos creciendo física y emocionalmente, somos inseguras y cambiamos de opinión a cada rato. Tener más senos o menos senos no nos va a hacer más populares, ni más lindas, ni más “mujeres”… y eso es lo que muchas adolescentes creemos.

Por eso, no es recomendable tener una cirugía estética hasta llegar a la adultez. Tenemos que ser lo suficientemente maduras para saber por qué realmente estamos sometiendo a nuestros cuerpos a un procedimiento quirúrgico. ¿Es realmente por mí? ¿Es lo que yo necesito? ¿Es lo que yo quiero? ¿O lo hago para que los demás me vean? ¿Lo hago para satisfacer a alguien más? ¿Lo hago porque es lo que veo en la tele? ¿Estoy emocionalmente lista para algo así?

Muchas cirugías plásticas no resultan como esperamos, y también hay que estar preparadas para todas las consecuencias negativas que podrían ocurrir. A veces las adolescentes tomamos decisiones a la volada, pero recuerda que una cirugía cambiaría tu cuerpo para siempre.

Tomes la decisión que tomes, ten presente que nuestros cuerpos nunca se van a ver igual a los cuerpos de las demás, y mucho menos a los de las “modelos” en Instagram, porque sus cuerpos no son reales. ¡Tener un cuerpo “perfecto” es su trabajo! Y lo más importante es que tu cuerpo no dice nada de ti como persona. Si pesas más o menos, si tienes más o menos poto, si tu abdomen tiene mucha o poca grasa… mientras estés sana y bien, nada de eso es relevante.

Tip:

Algo que e te podría ayudar mucho es mirarte al espejo y decirte “Te amo (tu nombre)”. Repítelo todas las veces que sea necesario. Puede sonar súper tonto, pero te puede ayudar un montón a quererte más, y a aceptar y agradecer por el cuerpo que tienes.