Cuando se oye hablar de salud, se suele brindar principal atención a la salud física de las personas. Por otro lado, la Salud Mental siempre queda en un segundo plano cuando debería ser todo lo contrario, ya que es de gran importancia para un adecuado desarrollo del ser humano, en armonía consigo mismo y con su entorno.

La Salud no es simplemente ausencia de enfermedad, sino que tiene que ver con un estado de bienestar para la persona en todo sentido. Es un proceso dinámico que depende fundamentalmente del contexto social, cultural, histórico, etc. 

Un adecuado estado de Salud Mental permitirá, entre otras cosas, afrontar diversas situaciones de conflicto en la vida de la persona para desarrollar una vida social adecuada. 

Las mujeres somos más vulnerables a que nuestra Salud Mental se vea afectada, principalmente porque la cultura partiarcal en la que vivimos impone exigencias que nos afectan enormemente. 

Algunas de ellas son:

• Tener un cuerpo y una apariencia física hegemónica generan disconformidad con nuestro propio cuerpo y sobreexigencia para cumplir con los mandatos de belleza. Esto puede causar trastornos alimenticios, ansiedad, depresión, entre otros. 
• El cuidado de la casa, las/los hijas/os y demás tareas de cuidado que se imponen como “naturales”, generan malestar psicológico en muchas mujeres que claramente no pueden hacerse cargo de todo. 
• La imposibilidad de demostrar ciertas emociones, como el enojo o la rabia, porque socialmente se considera que no son emociones “propias de una señorita”. A la larga, es probable que no expresar estas emociones genere otros malestares psicológicos. 
• Los roles y mandatos de género son exigencias que no se adecúan a todas las personas y generan mucho sufrimiento en las mujeres. Tanto por tener que cumplirlos, como por no querer hacerlo.
• La imposición del amor romántico como forma de vincularnos, donde las mujeres suelen ser las más perjudicadas ya que generan, dependencia emocional e insatisfacción consigo mismas.

No obstante, esto no significa que los hombres no puedan atravesar por dificultades en relación con la salud mental. La exigencias sociales actuales y los roles de género, también repercuten negativamente en ellos.

¿Cómo trabajar y mejorar mi Salud Mental?  

• No consumir cuentas de Instagram y páginas que nos hagan sentir incómodas/os con nuestro cuerpo y aspecto. Cada cuerpo es diferente y valioso. Además, no todo lo que vemos en redes sociales es real. 
• Generar espacios de tiempo para nosotras/os. Puede ser desarrollando alguna actividad que te guste (ejercicio, bailar, cantar, leer…¡lo que sea!)
• Expresar libremente nuestras emociones. Tanto cuando estamos felices como también cuando sentimos tristeza y enojo. 
• Hablar y poner en palabras nuestras emociones y pensamientos.
• No auto-exigirse y entender que no siempre tenemos porque estar bien y que no podemos con todo.  
• Generar vínculos de amistad saludables, donde haya escucha y empatía. 
• Reconocer qué cosas no nos hacen bien y poner límites cuando creemos necesario.
• Buscar ayuda psicológica si creemos que es necesario.
  

Todas las personas experimentamos o experimentaremos algún tipo de sufrimiento psicológico en algún momento de nuestra vida. Por ello, es importante reconocer nuestros malestares y contar con herramientas para poder sobrellevar estos momentos sin vergüenzas ni estigmas, así como poder pedir ayuda cuando sea necesario, sin que ello sea un tabú.

La Salud Mental debe ser nuestra prioridad. Cuidar nuestra Salud Mental es cuidarnos. 

Escrito por: 

María del Mar Chiglino Lorente.
Licenciada en Psicología UdelaR, Uruguay.
Estudiante de Educación Sexual Integral

Editado por:

Alexa Daly Miloslavich
Bachiller en Psicología de la PUCP.